Sus nuevos conceptos influyeron decisivamente en el desarrollo de la técnica ajedrecística, hasta la actualidad.
A finales del siglo XIX, los maestros que habían asumido sus presupuestos superaban con facilidad a los mejores jugadores que se empeñaban es seguir jugando al estilo romántico.
Su influencia la marcó a través de sus partidas, que causaron sensación y fueron meticulosamente analizadas.
Quien realmente formuló y divulgó los principios con los que jugaba Steinitz fue Siegbert Tarrasch.
Así pues, la escuela Moderna comienza con Steinitz, culmina con Tarrasch y abarca una generación de ajedrecistas que actúan en los últimos veinte años del siglo XIX y la primera década del XX.