Nació en Viena, Austria en el seno de una familia católica y empezó a jugar al ajedrez con 13 años.
En 1910, se enfrentó en un encuentro contra el entonces campeón Emanuel Lasker por el campeonato del mundo (en Viena y Berlín).
Con ello, el éxito se le escapó de las manos: el encuentro terminó empatado 5-5 (+1 =8 -1) y Lasker retuvo el título.
Así las cosas, esa fue la razón por la que Scletcher quemara las naves y renunciara a las tablas en la décima partida, al jugar un encuentro con reglas totalmente adversas.
Schlechter fue el típico ejemplo del jugador caballeroso, que con cortesía ofrecía tablas a oponentes inseguros.