Los elementos calendáricos en la escritura mixteca servían tanto para indicar fechas como para registrar los nombres de los personajes que tomaban parte en los hechos relatados.
Sobre el calendario, Alfonso Caso Andrade descifró los veinte signos que, combinados con numerales, daban como resultado fechas calendáricas.
Por ejemplo, un dardo clavado en el glifo correspondiente al nombre de un poblado es interpretado como conquista militar.
Los códices se leen de derecha a izquierda —es decir, en sentido contrario a la lectura en alfabeto latino—, comenzando desde el extremo inferior derecho de cada lámina y siguiendo el sentido indicado por las líneas rojas que separan las figuras (Hermann Lejarazu, 2006).
Sin embargo, después de la época colonial la cultura mixteca quedó relegada a un papel secundario.
Fue Alfonso Caso quien estableció una relación entre estos documentos y la cultura mixteca durante la primera mitad del siglo XX.