Caldas sirvió como director del Observatorio Astronómico de Bogotá entre 1805 y 1810, y reportó en 1809 que gran parte de Colombia «se ha visto cubierta por una nube muy ligera», la cual le restaba brillo al sol y a las estrellas.
[3] La nube pudo haber sido una niebla seca compuesta por ácido sulfúrico en aerosol, emisión recurrente durante erupciones volcánicas.
El único origen para tal velo sería un volcán ubicado en la zona intertropical.
Esta área presenta varios volcanes altamente explosivos como el Rabaul y el Ambrym, y en 1808 carecía, salvo algunos misioneros en Tahití, de asentamientos europeos.
[6] Pese a que existen relatos orales sobre erupciones entre los pobladores nativos de la región, estos no han podido ser fechados de manera precisa.