Ernestina Manuel de Villena

[1]​ (Guillermina Pacheco en la novela Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós).

Tras superar continuas dificultades consigue que lleguen a España los primeros hermanos (1878) a hacerse cargo de un edificio pequeño y pobre, donde está instalado el asilo de Ernestina, que continúa su callejeo incasable para conseguir limosnas destinadas a construir un edificio de nueva planta.

Todo le sirve, desde ladrillos y bisagras a rifas y calendarios para dar comienzo a las obras en el terreno que logra en la calle Claudio Coello, esquina Juan Bravo.

Muy conocida en su tiempo, como muestra el retrato que le dedicó el pintor Madrazo, fue sobre todo el novelista Benito Pérez Galdós quien, fascinado por su figura, escribe que en su opinión es una auténtica santa que “merece a todas luces la canonización”, además uno de los pocos personajes reales de su novela Fortunata y Jacinta.

“Lo verdaderamente auténtico y real [del libro] –afirma el autor canario- es la figura de la santa Guillermina Pacheco.

Retrato de Ernestina Manuel de Villena