Ernest Joyce

En esta expedición causó una favorable impresión en Ernest Shackleton, que era uno de los oficiales del Discovery.[3]​ Por el contrario, Eric Marshall miembro de la Expedición Nimrod le consideró un hombre "de limitada inteligencia, resentido e incompatible con los demás",[4]​ mientras que John King Davis, al negarse a participar en la Expedición Imperial Trans-Antártica, le dijo a Shackleton: "Me niego a participar en ninguna empresa en la que personas del tipo de Joyce estén incluidas".[6]​ El historiador polar Roland Huntford, se suma a esas opiniones al decir que Joyce era una "extraña mezcla de fraude, extravagancia y capacidad".Aquí, en un entorno austero, recibió una formación profesional que lo preparó para una carrera en la Armada Real Británica.[15]​ Joyce se vio más de una vez afectado por congelaciones, en una ocasión, dos compañeros, Michael Barne y George Mulock, estuvieron frotando el pie congelado de Joyce contra sus estómagos y dándole masaje en el tobillo durante varias horas para evitarle la amputación.[17]​ Durante la expedición, Joyce coincidió con varios hombres que destacaron en la historia de las expediciones a la Antártida durante los años siguientes, entre otros Scott, Wilson, Frank Wild, Tom Crean, William Lashly, Edgar Evans y el más significativo, Ernest Shackleton.Joyce hizo varios viajes en trineo con Shackleton,[18]​ dándole impresión de ser un hombre competente y fiable.También impresionó al capitán Scott, quien le calificó como «sobrio, honesto, leal e inteligente»,[11]​ y el organizador de la expedición Sir Clements Markham, más tarde lo describió como «un hombre honesto y digno de confianza».Abandonó la marina en 1905, pero encontró la vida civil insatisfactoria y se volvió a enrolar en 1906.Cuando Shackleton seleccionó a la tripulación del Nimrod para su expedición antártica, Joyce fue uno de sus primeros reclutas.Resultó imposible,[25]​ no había ningún lugar viable para desembarcar en esa zona próxima a la tierra del rey Eduardo VII, Shackleton se vio obligado a romper un acuerdo que había hecho con Scott y llevó al Nimrod al estrecho de McMurdo.Sin embargo, varios incidentes habían reducido a cuatro el número de caballos, por ello Shackleton redujo a cuatro el número de miembros del equipo que viajaría al Sur.[30]​[31]​ Joyce no mostró resentimiento por la decisión, ayudó en la labor preparatoria y acompañó al equipo de expedicionarios polares durante siete días en su marcha hacia el sur.Shackleton le pagó un sueldo de 250 libras al año por ello (equivalentes en 2008 a unas 18.000£),[35]​ una cantidad muy generosa para la época.Shackleton consideraba esta tarea como de rutina y escribió: "Yo no había previsto que los trabajos presentasen ninguna dificultad".[43]​ Sin embargo, el equipo había sido reunido con muchas prisas,[44]​ y se seleccionó a personal sin experiencia.Mackintosh, no obstante, insistió en que deberían comenzar los trabajos con los trineos sin demora, con miras a dejar establecidos los depósitos previstos en los 79° y 80°S.[47]​ Joyce se opuso al plan alegando que tanto los miembros del equipo como los perros necesitaban tiempo para aclimatarse y entrenarse.Pero 200 kg de suministros habían sido abandonados en el trayecto para ahorrar peso y ello a causa del agotamiento.[58]​ Después de estar retenidos en Hut Point durante diez semanas por el estado del hielo en la zona del estrecho de McMurdo que tenían que cruzar para llegar a cabo Evans, el grupo finalmente llegó allí en junio.[59]​ Afortunadamente, las raciones para los depósitos habían sido desembarcadas del buque antes de su marcha involuntaria.[63]​ Con sólo cinco perros,[64]​ el trabajo de arrastrar los trineos lo harían principalmente los hombres del equipo.[66]​ El grupo se vio reducido a seis miembros cuando tres de ellos se vieron obligados a regresar al refugio al estropeárseles el hornillo Primus sin la que les era imposible prepararse la comida y descongelar agua.Durante los meses siguientes, se enviaron varios grupos a buscarles por las costas e islas del estrecho de McMurco, pero sin éxito.Al verle en el barco comprendieron que sus esfuerzos instalando los depósitos habían sido inútiles, pues la travesía del continente no se realizó al hundirse el Endurance tras ser aplastado por los hielos del mar de Weddell unos dos años antes.[83]​ En aquellos momentos, probablemente estaba incapacitado para hacer viajes polares, aun así intentó enrolarse de nuevo en la marina en 1918, pero no fue aceptado.[88]​ Volvió a estar en candelero nuevamente cuando en 1923 fue galardonado con la Medalla Albert por sus esfuerzos para salvar la vida de Mackintosh y Spencer-Smith en 1916 durante el viaje para instalar los depósitos.Richards recibió la misma condecoración, así como Hayward y Ernest Wild, que también había muerto de fiebre tifoidea en 1918 en el Mediterráneo mientras prestaba servicio en la Armada, lo fueron a título póstumo.[89]​ En 1929, Joyce publicó una polémica versión de sus diarios bajo el título The South Polar Trail,[90]​ en el que destacó sobremanera su propio papel, restando importancia a las contribuciones de los demás, e incorporando detalles ficticios y coloridos.[41]​ Luego intentó participar en otras expediciones que no prosperaron, dedicándose a escribir numerosos artículos y reportajes sobre la base de sus hazañas, finalmente encontró un trabajo tranquilo como portero de un hotel en Londres.
Ernest Joyce (a la derecha), con dos compañeros del equipo del mar de Ross .
Estos edificios de Greenwich, ahora sede del Museo Marítimo Nacional, fueron la sede de la Escuela del Hospital Real para huérfanos de la Armada durante la infancia de Yoyce.
Ernest Shackleton, uno de los primeros mentores de Ernest Joyce
El Discovery en la Antártida.
Ensenada en la Barrera de hielo de Ross , donde originalmente quiso instalar su base Shackleton durante la expedición de 1907-1909. La ensenada se había agrandado convirtiéndose en la bahía de las Ballenas , indicando que allí el hielo no era seguro.
Miembros del equipo del mar de Ross fotografiados en Australia antes de la partida. Joyce es el del extremo izquierdo, fila inferior.
El Aurora en Nueva Zelanda, después de su viaje a la deriva.
Un cuadro representando a Mackintosh y Spencer-Smith siendo arrastrados en el trineo.