Allí fue levantado otro pequeño campamento para ocho hombres -la Base Occidental-, al frente del cual quedó Frank Wild.
Sin embargo, antes de que la antena quedara inutilizada se consiguió enviar señales tanto a la isla Macquarie como al Aurora.
En noviembre el tiempo mejoró y se proyectó que cinco equipos con trineos realizaran distintas tareas exploratorias.
Para empeorar la situación, no habían dejado depósitos de provisiones en el camino porque tenían pensado regresar por una ruta más fácil.
Con la cubierta de lona, los esquís y los patines del trineo improvisaron una tienda.
Así continuaron durante diez días hasta que el último perro fue sacrificado.
El estado de Mertz empeoró rápidamente hasta que no pudo caminar y ambos hombres acamparon.
Mawson enterró a su compañero y levantó un mojón señalando el lugar.
El día 29, cuando ya no tenía casi comida, llegó a un mojón que una partida de rescate había levantado algunas horas antes.
Entonces empeoró el tiempo, lo que le retuvo en la cueva durante una semana completa antes de permitirle seguir su camino.
Sin embargo, seis hombres habían decidido permanecer en la base para continuar buscando al equipo perdido.
[4] El grupo de siete hombres que quedó en la base estaba bien aprovisionado y llegó a hacer otro viaje con trineos la primavera siguiente.