Muchos autores la vinculan al despoblado del medievo, la Torre Invidia, abandonada desde 1182.
Tal vez por ese motivo, tradicionalmente se le llamaba la Virgen de la Torre.
El pórtico de la entrada está levantado sobre pilares.
En su interior presenta una planta de salón de cinco tramos y ábside semicircular, los cuales están cubiertos con bóvedas de medio cañón con lunetos, a excepción del presbiterio, que está cubierto con una cúpula vaída sobre pechinas y presenta muros esgrafiados.
En lo alto, a los pies de la ermita, está el coro.