A nivel teórico, el modelo presenta una técnica simple pero poderosa para analizar relaciones que llevan a situaciones óptimas de acuerdo con Pareto, establecer bases para comparaciones estáticas, etc.
El análisis tiene además la ventaja de concentrarse en el problema práctico que confronta, ya sea una industria o sector empresarial en particular.
A fin de estudiar mercados específicos Alfred Marshall introdujo herramientas para analizar la oferta y demanda.
Ese diagrama representa en el eje vertical los precios y en el horizontal la cantidad producida de algún bien específico.
Y al contrario, si cobran menos, la producción no satisfará la demanda.
Solo en el punto de equilibrio todo lo producido encontrará compradores y será vendido (el mercado se vaciara).
Cambios relativos pueden ser vistos como las líneas moviendo hacia la derecha o la izquierda.
Por ejemplo, siguiendo la crisis del petróleo de 1973 el consumo inicial no cambio tanto como era esperado.
Sin embargo, compras posteriores empezaron a mostrar una preferencia por vehículos más económicos y eventualmente los productores de automóviles produjeron modelos que acomodaron esa predilección.
Eso implica que la concepción de elasticidad debe incorporar un elemento temporal.
Por ejemplo, un granjero solo puede reaccionar a cambios en la demanda y o precios en un plazo de meses, quizás un año.
Las empresas pueden, por ejemplo, utilizar mejor sus recursos -asumiendo que no lo estén haciendo ya- pero emplear más trabajadores, aumentar la maquinaria o capacidad instalada, etc, toma tiempo.
Contrariamente, las empresas generalmente producen sobre la base de cálculos de largo plazo: disminuir la producción, despedir empleados, comprar menos insumos, etc. no son decisiones que se tomen ligera o rápidamente.
El segundo funciona o depende del cambio tecnológico, que implica una demanda por una fuerza de trabajo educada.