La eparquía tiene 1 648 195 km² y extiende su jurisdicción sobre los fieles católicos de rito armenio residentes en Irán.
La persecución de los cristianos desde mediados del siglo XVIII hizo que muchos armenios persas huyeran a Rusia o a Europa occidental.
En 1848 el archiparca de Constantinopla, Andon Hassoun, futuro patriarca, propuso a la Santa Sede la fundación de nuevas diócesis armenio-católicas, 5 en el Imperio otomano y 1 en Persia.
[1] Durante mucho tiempo el puesto permaneció vacante y administrado directamente por los patriarcas armenios a través de los vicarios.
A principios del siglo XX, la comunidad armenio-católica constaba de unos 7500 fieles, atendidos por 11 sacerdotes, pero solo con 4 iglesias o capillas.