Los trabajos y aportes de Klein a la fitogenética han sido distinguidos en numerosas ocasiones tanto en su país de origen como en la región latinoamericana y el mundo.Allí tuvo la oportunidad de estar en contacto y ayudar en las tareas rurales, donde ya utilizaban abonos y técnicas modernas para aprovechar las tierras con distintos tipos de cultivos.Theodor Remy, un destacado genetista de la época que redescubrió las Leyes de Mendel -olvidadas hasta 1900- y su ayudante, el Dr. Alberto Boerger, un joven investigador que se dedicaba a los estudios fitotécnicos del trigo.Estas ideas quedaron grabadas en la cabeza de Klein, quien al enterarse de que el Dr. Boerger viajaría a Uruguay no dudó en postularse como ayudante y fue aceptado.El 5 de marzo de 1914, el Dr. Boerger fue designado Director y el Ing. Klein fue nombrado Jefe de la Repartición Fitotécnica del Instituto Fitotécnico y Semillero Nacional “La Estanzuela”, actualmente conocida como Estación Experimental Alberto Boerger INIA La Estanzuela (Colonia del Sacramento, Uruguay).De personalidad inquieta y gran iniciativa, Klein tenía posición tomada en las doctrinas del famoso genetista sueco Nilsson Ehle, quien había demostrado que con cruzamientos y combinaciones planeadas con elementos probados se obtenían resultados que no se tenían actuando con los factores de origen desconocido.Según Klein, en Alfonso había exceso de fertilidad para el desarrollo del cultivo de trigo y Alberti reunía mejores condiciones agroecológicas para el funcionamiento del criadero.Klein planteó un gran cambio en la modalidad de producción: mientras la mayoría de los productores vendían el mejor trigo y guardaban el peor para resembrar, su modelo proponía exactamente contrario, es decir, analizar rigurosamente las mejores semillas para estudiar sus características, plantear los cruzamientos y así dar vida a nuevas variedades[4] (Nota: Esto mezcla la producción con la genética: a nivel productivo Enrique hacía énfasis en guardar buena semilla para la implantación, pero sin meterse en la genética; era más bien un ejemplo para demostrar la poca importancia que el productor le daba a la semilla, ya que no le daba importancia ni a su calidad física/exterior; y menos a la genética).Su apuesta a invertir en maquinaria e investigación para trabajar en la calidad del trigo (en lugar de focalizarse solamente en rendimiento y resistencia a enfermedades) también demostró ser la correcta cuando, en 1935, el gobierno argentino dictó la Ley de Granos (Ley 12.253), estableciendo que el mejoramiento debía darse en este orden de prioridades: calidad, resistencia a enfermedades y rendimiento.En esta etapa el criadero lanzó 17 variedades que se adaptaban fácilmente a las condiciones del suelo y que daban rendimientos muy superiores a los trigos comunes (40% al 50%).La primera variedad exitosa fue Klein Favorito en 1921, que rápidamente alcanzó una gran difusión y llegó a ocupar 1,5 millones de hectáreas sembradas en el país.Por esta época, el trabajo de los fitomejoradores no se focalizaba en obtener progresos en calidad, sino que el objetivo principal era alcanzar un mayor rendimiento y resistencia a enfermedades.En Argentina, además, existían pocos conocimientos sobre calidad y no había instrumental moderno adecuado para su estudio.Sin embargo, para Klein, estudiar la calidad industrial se convirtió en un punto clave; por tal motivo, en 1930 instaló su propio laboratorio de calidad destinado a investigar características del trigo tales como la molibilidad, la cantidad de gluten, la tenacidad, la plasticidad, etc., e incorporó nuevos métodos de análisis que ya se desarrollaban en Europa.Para esta época, el Criadero ya se había posicionado cómodamente como empresa pionera y líder en trigo en la Argentina, al tiempo que Enrique Klein era reconocido local e internacionalmente como un referente de la fitotecnia, lo cual se tradujo en medallas, premios y reconocimientos.Klein supo manejarse política y públicamente, cultivó relaciones con todo tipo de personalidades del ámbito agropecuario, políticos, funcionarios públicos, embajadores, colegas e investigadores, de la escena local e internacional.[6] A lo largo de su trayectoria, el Ing. Enrique Klein recibió numerosas menciones y distinciones, entre las cuales se destacan:En 1957, la AACK lo designó Presidente Honorario (hasta su fallecimiento), entregándole una medalla de oro, en reconocimiento a su contribución al mejoramiento y clasificación del karakul.[7] Durante los años que trabajó en Uruguay, Klein solía frecuentar Nueva Helvecia, una pequeña colonia de austríacos, alemanes y suizos.Tuvieron diez hijos: Inés (17/2/1921- 6/5/2004), Federico Alberto (14/8/1922- 12/7/2017), Enrique Carlos (30/1/1924 - 8/4/2014), Walter Adolfo (5/2/1926 - 24/12/2011), María Elena (6/3/1928), Olga Regina (3/7/1930), Otto (23/8/1932), Berta Amalia (14/12/1934), Hugo Eduardo (5/10/1937- 11/1/2004), y Oscar Antonio (10/12/1941).Su formación católica, su amistad con los sacerdotes y su compromiso con la comunidad de Alberti y Plá -que tanto apreciaba- lo llevaron a construir a su costo la capilla de Plá, que él quiso que fuera en el pueblo para que todos pudieran tener acceso, y a colaborar en la construcción de la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Alberti.
Catálogos históricos del Criadero Klein.
Don Enrique junto a su esposa Amalia y sus diez hijos.