Jiaqing

Esta novedad fue introducido por su padre, el emperador Qianlong, que pensó que no era adecuado utilizar un carácter común en el nombre privado del emperador debido a la práctica del tabú de los nombres.

En un principio, Qianlong había previsto que otros dos hijos le sucedieran en el trono; sin embargo, al morir éstos prematuramente por enfermedad, designó secretamente a Yongyan como su sucesor en diciembre de 1773.

[1]​ El comienzo del reinado de Jiaqing estuvo marcado por disturbios internos en China.

Aunque la rebelión fue sofocada en 1797, siguieron produciéndose disturbios en territorio Miao durante los años siguientes.

En 1794, casi simultáneamente a la revuelta Miao, había estallado en las provincias occidentales y centrales de Sichuan, Hubei y Shaanxi un levantamiento campesino instigado por la secta religiosa secreta del Loto Blanco.

El gobierno imperial, todavía controlado por Qianlong y Heshen, emprendió campañas directas contra los insurgentes, pero Heshen y su camarilla alargaron deliberadamente la campaña con el propósito de explotarlos con fines corruptos.

Una vez Heshen fue eliminado, Jiaqing tomó enérgicas medidas para reprimir la revuelta campesina, pero no fue hasta 1804 cuando fue completamente sofocada, con un altísimo coste para las finanzas chinas[2]​[1]​ y un desprestigio generalizado de los Qing, hasta entonces considerados como invencibles.

Los seguidores de sociedades secretas a menudo hacían causa común con los piratas.

[4]​[1]​ En 1807 llegó a Canton el británico Robert Morrison, un misionero protestante que había traducido por primera vez la Biblia al chino, y fue seguido en 1813 por William Milne, quien con Morrison fundó el Anglo-Chinese College en Malaca, donde jóvenes chinos e ingleses se enseñaban mutuamente sus lenguas.

La Compañía Británica de las Indias Orientales, que ostentaba el monopolio del comercio inglés con China, mantenía un vigoroso intercambio de mercancías con el Reino Medio y contaba con una base permanente en Cantón desde 1786.

Jiaqing no escuchó a los ingleses, cuyo comercio intentaba obstaculizar cada vez más en Cantón.

Pero las prohibiciones sobre las importaciones de opio siguieron siendo casi ineficaces debido a que fueron burladas por el contrabando.

El contrabando del estupefaciente no sólo causaba daños a la salud de los adictos, sino que aumentaba la corrupción general y socavaba la ya debilitada economía china.