La Ciudad Embajada existe en el mismísimo límite del "manchmal" (término alemán para "a veces", expresado en la novela como "cada día"), que se supone que es la tercera iteración del universo conocido, y dadas las enormes distancias respecto a cualquier otro punto solo es accesible navegando a través del "ínmer" (adaptado del original "Immer" en la novela, término alemán para "siempre"), un universo permanente al que se aplican diferentes conceptos de tiempo y espacio.
Avice Benner Cho, una "inmersora", una viajera del ínmer, ha vuelto a su hogar de la infancia tras sus aventuras en el "exterior".
En el planeta Arieka, humanos y "exots" (la palabra para extraterrestres exóticos) coexisten con los Ariekei, los enigmáticos seres autóctonos de aspecto vagamente insectoide, conocidos como Anfitriones.
La relación entre humanos y Ariekei se ha mantenido en una relativa tranquilidad durante muchos años (expresados en kilohoras).
El discurso del nuevo Embajador, creado por Bremen, droga a los Anfitriones y como resultado la población Ariekei al completo se vuelve adicta al habla del Embajador indiferentemnte de lo que exprese, hasta el extremo de que no pueden vivir sin ella.
Ursula K. Le Guin, en su análisis para The Guardian, escribió que "Embassytown es una obra de arte perfectamente rematada... funciona a todos los niveles y ofrece una narración compulsiva, un espléndido rigor intelectual mezclado con riesgo, sofisticación moral, hermosas atracciones y artificios verbales, e incluso la anticuada satisfacción de ver como la protagonista llega a ser mejor persona de lo que sugería que podría ser".
[7] The Scotsman expone que "Embassytown presenta alienígenas que son genuina y apasionantemente alienígenas" y recomendó "un libro fundamentalmente orientado al papel del lenguaje como liberación imaginativa.