Al día siguiente su amiga Victoria Muñoz García y Sergio Ortiz se presentaron en su domicilio para convencerla de que colaborara en la reorganización de las JSU en la clandestinidad.
Junto a ella estaban Ana López Gallego, Martina Barroso y Victoria Muñoz García.
Este sector fue el primero de los desarticulados, a ello contribuyeron delaciones y policías infiltrados.
El asesinato de Gil, junto al de las otras Rosas y los Cuarenta y tres Claveles, es considerado como una represalia por el atentado que realizaron otros tres militantes de las JSU contra el Comandante de la Guardia Civil y miembro del Servicio de Información y Policía Militar franquista, Isaac Gabaldón, su hija y el conductor José Luis Díez Madrigal.
[4] Fue condenada a muerte porque se había "probado que tomaba parte en las actividades delictivas de las JSU siendo miembro del grupo de Sergio Ortiz.