Los comicios tuvieron el histórico carácter de ser las primeras elecciones celebradas tras la provincialización del último Territorio Nacional, que escogió por primera vez al gobernador y a los 15 miembros de la nueva Legislatura Provincial, que reemplazó al Poder Legislativo anterior.
La constitución provincial recién sancionada preveía el sistema de segunda vuelta electoral (o balotaje) para la elección del gobernador.
En el plano nacional, el MOPOF obtuvo el 38.11% de los votos y se quedó con dos bancas, contra el 31.11% del PJ, que se quedó con la banca restante, y el 16.96% de la UCR, que no accedió al legislativo nacional.
[2] La participación electoral en todas estas elecciones fue, sin embargo, muy baja, no llegando al 67% en la primera vuelta y apenas superando el 60% en la segunda, siendo esta última la participación más baja en todas las elecciones para la gobernación fueguina celebradas desde entonces.
Hubo intensos debates sobre la provincialización del territorio, sobre todo por las disputas territoriales con Chile.
[6] La elección para gobernador fue muy polarizada entre el Movimiento Popular Fueguino (MPF), partido provincial que había tenido un éxito relativo en las elecciones al poder legislativo local durante la década de 1980, y el Partido Justicialista (PJ), oficialista a nivel nacional.
La participación fue baja, no alcanzando el 67% del electorado registrado, teniendo en cuenta que el voto en Argentina en todas las instancias es obligatorio.
A nivel municipal, el justicialista Mario Daniele fue reelegido intendente de la capital Ushuaia derrotando al mopofista Carlos Alberto Pérez por tan solo 59 votos, mientras que el radical Mario Jorge Colazo triunfó en Río Grande, por lo que ninguna de las dos principales ciudades cayó en manos del MOPOF.