Las elecciones presidenciales de Costa Rica de 1889 fueron particularmente notables por ser las primeras en las que participaron partidos políticos propiamente dichos, por representar una fuerte lucha entre liberales y conservadores (algo inusual en el país, donde los liberales eran hegemónicos) y por la influencia que tendría posteriormente.
[2][3] Preside el país Bernardo Soto Alfaro, militar, intelectual liberal y masón miembro del grupo «El Olimpo» llamado así por elitesco, conformado por políticos e intelectuales liberales y de pensamiento progresista.
La hegemonía liberal en Costa Rica había sido notable desde la obtención de la plena independencia pues todos los presidentes del país desde José María Castro Madriz habían sido liberales, con la excepción de Vicente Herrera Zeledón, quien sin embargo, era un títere del dictador liberal Tomás Guardia.
En aquel tiempo las elecciones eran indirectas y se realizaban en dos grados; primero votaban todos los ciudadanos costarricenses aptos (hombres, mayores de edad, que supieran leer y escribir) quienes emitían el voto públicamente y elegían a los electores, quienes sí ejercían el voto secreto.
Ante la presión popular y el temor a una guerra civil, Soto se separa del poder y su sucesor, Carlos Durán Cartín, entrega el poder a Rodríguez[4] .