La gravedad de estos hechos hizo que, por vez primera en un país con una arraigada tradición presidencialista, se discutiera públicamente la posibilidad de renuncia del presidente (Crespo, 1996: 221 y ss.).
Ha llegado el momento de sumar nuestras voluntades sin sacrificar nuestras diferencias; ha llegado el momento de unirnos en la construcción de una nueva democracia que comprenda una mejor relación entre los ciudadanos y el gobierno, entre los estados y la Federación; un nuevo código ético entre los contendientes políticos y una reforma electoral definitiva.
Ha llegado el momento en que la democracia abarque todos los ámbitos de la convivencia social.
Al partido político que no obtenga por lo menos el 2% de la votación en alguna de las elecciones federales ordinarias para diputados, senadores o presidente, le será cancelado el registro y perderá todos los derechos y prerrogativas.
Los restantes 32 escaños se reparten en una sola circunscripción nacional por el método del resto mayor de representación proporcional, entre aquellas listas que hayan conseguido por lo menos el 2% del voto, tomando en cuenta los votos nulos.