Su padre, fotógrafo y maestro, que había sido militante socialista y presidente de la Casa del Pueblo, fue fusilado tras la guerra civil, en 1940.
[1] De formación enteramente autodidacta, durante su niñez y primera juventud se dedicó a trabajar en el campo y a la albañilería, primero como aprendiz y luego como oficial.
Se trasladó a Madrid en 1956 y estuvo empleado en la Biblioteca Nacional durante 12 años.
En 1963, fue incluido en la antología Poesía última de Francisco Ribes, y en 1968 en la Antología de la nueva poesía española,[2] donde también fueron antologados Claudio Rodríguez, Ángel González, José Ángel Valente y Carlos Sahagún, autores que conforman el grupo poético madrileño que se dio a conocer en la década de 1950-1960, identificado a su vez con la generación de los 50.
[1] Eladio Cabañero ha sido valorado por la sinceridad de su discurso poético, siempre directo y claro como el horizonte manchego, paisaje que envuelve muchos pasajes de su obra, junto con el amor, la soledad, el desvalimiento, la ternura o la queja ante la injusticia.