No hay unanimidad acerca del momento en que fue compuesta: algunos críticos, como Everett Hesse la creen de hacia 1606.
En el camino se encuentra con Ruy Lorenzo, secretario del duque de Avero, y su lacayo, Vasco.
Ella, tratando de incitarle, lo llama a su cámara y allí finge estar dormida.
Serafina pregunta a Juana por el retrato y esta, aun sabiendo la verdad, para que no fuera descubierta su complicidad en la entrada furtiva de Antonio en el jardín, dice no saber nada y promete preguntarle a Antonio.
Mientras, Madalena ha vuelto a alentar las esperanzas de Mireno y le dicta una carta en que lo cita en el jardín esa noche.
Al poco llega Mireno y Madalena lo invita igualmente a entrar en su estancia.
Una vez en Avero, en las cercanías del palacio, Lauro y Ruy oyen un bando en que el Rey concede su perdón a don Pedro de Coímbra (la verdadera identidad de Lauro).
En ese momento sale a escena Madalena, quien para evitar la boda con el duque de Vasconcelos confiesa que ha pasado la noche con su secretario.
Otros, como Ignacio Arellano, lo consideran incorrecto, por creer que los rasgos del género de comedia palatina predominan sobre esa supuesta profundidad psicológica.
Así, en Los cigarrales de Toledo indica que salieron a escena seis intérpretes con instrumentos, cuatro músicos y dos mujeres.
[5] La obra ha sido llevada a escena en varias ocasiones, pudiendo mencionarse en los siglos XIX, XX y XXI las siguientes: