Alfonso Muñoz

Hijo del teniente general Alfonso Muñoz Hernández (de quien fue ayudante Francisco Franco), pronto decidió encaminar su carrera profesional hacia la interpretación, primero a través del teatro aficionado y más tarde consiguiendo incorporarse como profesional al Teatro Eslava de Valencia.

Desde 1910 se convierte en primer actor y estrena El divino impaciente (1933), de José María Pemán.

A su regreso, se incorpora sucesivamente a las Compañías del Teatro Español, donde recrea autores clásicos (Romeo y Julieta, 1943, Don Álvaro o la fuerza del sino, 1943, El castigo sin venganza, 1943,[3]​ Otelo, 1944; La discreta enamorada, 1945[4]​) y contemporáneos (Baile en capitanía, 1944, de Agustín de Foxá,[5]​ La cárcel infinita, 1945, de Joaquín Calvo Sotelo,[6]​ Diálogos de Carmelitas (1954), de Georges Bernanos,[7]​ Historia de un resentido (1956), de Joaquín Calvo Sotelo,[8]​ La novia del espacio, 1956, de José López Rubio,[9]​ Las brujas de Salem, 1957, de Arthur Miller[10]​) y del Teatro Eslava de Madrid, en el que interpretó La Celestina hasta quince días antes de su fallecimiento.

Padre de las actrices Amelia, Pilar y Mimí Muñoz.

Tuvo otra hija, María Luz.