[3] Es la única de las parábolas que contiene un nombre propio: el del pobre Lázaro.
Entonces, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama".
Él entonces dijo: "No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se arrepentirán".
Pero Abraham le dijo: "Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de entre los muertos".Si bien el género literario ha sido puesto en duda por algunos biblistas, como C. H. Dodd y R. Bultmann,[6], la mayoría de los estudiosos del Nuevo Testamento consideran este pasaje como una parábola, tal el caso de Joseph A. Fitzmyer,[7], Joseph Joachim Jeremias, A.M.
Por lo anterior no es de extrañar que en la parábola del rico y de Lázaro el pobre, en ningún momento se insinúe siquiera que Lázaro fuera bueno o piadoso.
Simplemente se dice que Lázaro va al cielo porque durante su vida recibió males (Lucas 16, 25).
[15] Tomados en conjunto, estos detalles hacen pensar que la parábola tiene elementos alegóricos:[15] En la iconografía, la representación de perros lamiéndole las llagas del pobre Lázaro le hacen similar a san Roque, santo patrón de los afectados por peste, aunque no existe relación entre ambos.