[1] Semejante a El color del espacio exterior (1927), es una mezcla de terror y ciencia ficción.- Price En ambos casos hay un profesor, un anticuario que, siguiendo sus intereses vocacionales, se deja arrastrar por lo que la mayoría desestimaría como meras supersticiones de una región extraña de colinas ominosamente abovedadas.Es Akeley, y no el profesor, quien acaba desapareciendo al caer en las garras de la antigua raza.Wilmarth se rezaga y cuenta la historia, como hacía la Miss Lally de Machen.En una carta a Clark Ashton Smith, Lovecraft escribió: «Chambers debió haberse impresionado con An Inhabitant of Carcosa y Haita the Shepherd, que fueron publicados durante su juventud.Wilmarth llega y encuentra a Akeley en un estado físico lamentable, inmovilizado en una silla en la oscuridad.Durante estas conversaciones Wilmarth se inquieta, especialmente por el extraño zumbido con que le susurra Akeley.Cuando las autoridades van a investigar al día siguiente, no encuentran más que una casa tiroteada.Al concluir la historia, Wilmarth declara el descubrimiento que lo hizo huir: cara y manos dejadas atrás.[12] Reconoce haberse mantenido «en un contacto más estrecho con los plutonianos o yuggosianos de lo que cree Dyer».Después Noyes es escuchado y visto dormir en el sofá durante la fuga de Wilmarth.Se convirtió en un académico muy respetado por sus colegas, probablemente debido a sus estudios del folclore.La secuela de 1982, escrita por Richard A. Lupoff, describe a Akeley como inspirado por la evangelista Aimee McPherson a iniciar una secta llamada Hermandad de la Luz Espiritual cuyo líder era el Padre Radiante.En 1928 Lovecraft viajó al área rural de Vermont con un hombre llamado Arthur Goodenough.Durante una cacería conoció a un granjero local con un nombre sorprendentemente similar al de aquel personaje que tenía un destino terrible en su historia, Bert G.Debido a la poca luz de su planeta, no tienen ni necesitan ojos, pero tienen otros sentidos para la percepción.Sus ciudades son oscuras repletas de torres, templos y enormes puentes ciclópeos.La historia contiene ciertos elementos aparentemente sobrenaturales, como su afirmación de que el fungoide alienígena, aunque visible al ojo humano y físicamente tangible, no queda registrado en las fotografías.