Ramiro, persistiendo en su desprecio por los más básicos principios éticos y morales seduce primero a Marina, la hija de Goya, la posadera y después consuma una relación pasional con su cuñada Micaela, pese a la grave enfermedad que padece Cesárea.
Posteriormente también Rosarito morirá tras una penosa enfermedad que soporta gracias a los amorosos cuidados de Marina.
Los vecinos, indignados por el robo y recelosos de la presunta relación de Don Juan y Marina, presionan a éste para que reponga el botín con cargo a su propia fortuna que resulta insuficiente.
El hombre, superado por las circunstancias, decide prender fuego a todas sus posesiones y marchar del lugar.
Regresará un tiempo después para recuperar a Marina y emprender una nueva vida juntos lejos de aquellas tierras.