Por otro lado, Draper adoptó el método de Leighton de escenificar figuras por separado, para lo cual empleó a 4 modelos profesionales (Ethel Gurden, Ethel Warwick, Florence Bird y Luigi di Luca).
Draper aplicó efectos líquidos de luz sin abandonar la forma, además usó en su mayoría colores cálidos.
Moralizadora, sentimental y sensual, El lamento por Ícaro se convirtió en una imagen de una caída épica con una composición excelente.
Aun así y de manera sorprendente, Ícaro tiene sus alas intactas, al contrario del mito, ya que en este la cera se derritió e Ícaro cayó agitando solamente sus brazos.
[4] En esta pintura la figura de una «criatura con alas» es usada probablemente para crear una apariencia más elegante, simbólica y romántica.