El festín de Baltasar (Rembrandt)

[5]​ El tratamiento de la luz y las sombras se hace con la técnica del claroscuro, destacando detalles de los rostros o el manto real y ocultando otras partes para que no distraigan innecesariamente la atención.

Se pretende concentrar la atención en la figura central (Baltasar), de pose dramática.

Las líneas de tensión y las miradas se dirigen en diagonal al ángulo superior derecho.

Se ha señalado la posibilidad de que el dramatismo y la gestualidad de la escena estuvieran influenciados por las representaciones teatrales, que se habían convertido en un importante espectáculo en la Holanda del siglo XVII.

[6]​ En 1834 el cuadro fue robado a su entonces propietario, Charles Everingham, un marchante del barrio londinense de Bride Lane.