Así una imagen de una mano que baja del cielo o aparece sola (sin cuerpo) sirve para mostrar una intervención divina.
Existen también textos del Antiguo Testamento que parecen sostener este tema iconográfico (cf.
En las culturas orientales del período, se asocia la mano al poder regio e incluso se le concede un poder taumatúrgico, pues, a través de la mano pasarían las fuerzas divinas que permiten, por ejemplo, la curación.
En el cristianismo, el motivo iconográfico fue desapareciendo a medida que las representaciones de Dios Padre se hicieron más comunes, especialmente a partir del Renacimiento en Europa.
En la cultura popular, el jamsa se ha vuelto también un motivo decorativo, pero no posee el valor de medalla milagrosa ninguna,[7] sino que simplemente constituye una expresión de deseo equivalente a Que Dios te vea y te bendiga/proteja.