Las dos obras forman un díptico en el que los autores, Antonio Altarriba y Kim, repasan la historia política española del siglo XX desde el punto de vista de los españoles obligados a guardar silencio durante la dictadura franquista.[1] En su lecho de muerte, en 1998, donde empieza ‘El ala rota’, Altarriba descubrió que su madre no podía desdoblar ni estirar el brazo izquierdo.Ahora, en sus últimos días de vida, su hijo, Antonio Altarriba, descubre que ella lo ha mantenido en secreto.Cuando sus tres hermanos se fueron de casa, Petra se quedó sola con su padre, hombre buscabroncas, bebedor e irascible, al que cuidó ella a partir de sus 18 años durante un lustro cuando quedó paralítico tras una pelea, y hasta le salvó la vida durante la guerra civil cuando unos falangistas le buvinieron a buscar para darle el paseo por republicano.Tras la muerte del padre, Petra marchó a Zaragoza a servir de criada, y llegó a gobernanta en la Capitanía General[2] para la familia del general Juan Bautista Sánchez, convencido monárquico, considerado por el régimen “blando y desafecto” y que más tarde, ya al frente de la Capitanía General de Cataluña.