En la zona no hubo como en otros municipio presencia directa de enclaves norteamericanos madereros, pero hicieron sentir su presencia a través de contratistas que llegaron por el año 1945 a explotar madera.
La salida de las compañías producto del desastre provocado por el huracán Irene, trajo como consecuencia que la población buscara su propia sobrevivencia, dedicándose fundamentalmente a la agricultura y ganadería de autoconsumo.
La población se encuentra distribuida de manera dispersa en las comunidades y barrios.
[2] Esta reducción que no solamente ha sucedido en este municipio, sino que en los que la conforman no se cuenta con un plan emergente de restauración que debería de estar siendo promovido por las instancias correspondientes de INAFOR, MARENA, MAGFOR, alcaldía, líderes y lideresas del territorio, policía y ejército.
En el municipio la lengua común es el español, y muy eventualmente se escucha el misquito.