El Redal

El relieve del municipio está definido por una suave pendiente descendente de sur a norte, con algunos barrancos, de forma que la altitud oscila entre los 685 metros al sureste y los 415 metros al norte.

La mayor extensión de este asentamiento se alcanzó en época celtibérica y en la romanización.

Las disputas territoriales entre Castilla y Navarra alcanzarían el Valle, resolviéndose muchas veces con el intermediario monarca inglés, Enrique II de Inglaterra.

Durante el éxodo rural de los años 60 y 70 el pueblo sufrió un descenso demográfico dejándolo en unos 200 habitantes.

A diferencia de las localidades limítrofes como Corera o Galilea, durante el siglo XXI, no ha conseguido retener a la población sino todo lo contrario ha seguido perdiendo población de manera constante y gradual.

La cabecera y el primer tramo están cubiertos con crucerías estrelladas, mientras los lunetos cubren el resto.

Destaca el impresionante retablo barroco, en cuyo hueco central alberga a la Virgen de las Virtudes.

La localidad es eminentemente agrícola, aunque hasta los años 60 también era la ganadería una pieza fundamental en la economía local, puesto que existían zonas de corrales como El Tejar donde vivían varias familias que vivían del pastoreo, principalmente el ovino.

Por tanto la agricultura ha pasado a ser la principal, si no prácticamente la única, actividad económica del municipio.

La agricultura está basada en la vid, el olivo y el almendro principalmente, con un auge de la primera en detrimento del último.

Además también existe una pequeña industria del cultivo de champiñón, que se ha ido implantando en los últimos 30 años y que ha ido a más, con la creación de varias empresas dedicadas a dicho cultivo.

De entre los árboles, destacan las encinas, los robles y las hayas, sobre todo a medida que se va ascendiendo por Sierra la Hez.

Ermita de San Justo y San Pastor.