En su primer piso posee un salón restaurante en el que se suelen realizar eventos acompañados por música de jazz o tango.En 1927, el aventurero español Victoriano López Robredo, que había contraído matrimonio con una argentina, abrió un negocio de especias al que llamó La Martinica en la entonces angosta calle Corrientes, hoy avenida, al 1600.Al año siguiente decidió trasladarse a un local más amplio al que llamó El Gato Negro en el n.º 1669 de la misma calle, entre las calles Montevideo y Rodríguez Peña, que es donde se encuentra actualmente.Durante muchos años era característico ver en la vitrina un tranquilo gato negro con moño, como el que se muestra en su logo.Actualmente su dueño es Jorge Crespo, nieto del mencionado fundador López Robredo, quien en 1997 decidió poner mesas para los curiosos que iban a ver cómo se molía el café.
Medialunas, café y agua mineral servidas en el Gato Negro.