Los ataques fueron reivindicados en Radio Galicia como muestra de apoyo a los tres militantes independentistas que estaban siendo juzgados en el Tribunal Provincial de La Coruña esa mañana: Manuel Chao Dobarro, Jaime Castro Leal y José Manuel Sanmartín Bouza.
[2] En la noche del día 14 fue atacada una torre de suministro eléctrico en Castro Caldelas.
Los ataques fueron motivados por la oposición social a estas plantas debido al continuo y descontrolado vertido de residuos en la Ría de Pontevedra, llegando a paralizar las industrias mencionadas durante 2 días.
Los miembros del grupo denunciaron torturas por parte de las FCSE, lo que llevó al Partido Socialista Galego-Esquerda Galega (PSG-EG) y al Bloque Nacionalista Galego (BNG) a denunciar dichas torturas y a demandar un tratamiento decente para los detenidos.
Dos de los arrestados fueron puestos posteriormente en libertad sin cargos, mientras el resto fueron enviados a prisión y dispersados.
Todos ellos, con la excepción de Manuel Campuzano, reconocieron ser miembros del EGPGC.
Al día siguiente, los miembros del EGPGC en prisión comenzaron una huelga de hambre para protestar "contra la dispersión y el aislamiento".
Debido a esta huelga los 11 presos del EGPGC fueron reubicados en la prisión de Alcalá Meco (Madrid).
El EGPGC rechazaba, sin embargo, la "confrontación directa" contra las "fuerzas de ocupación".
Solo una semana después de enviar su primer comunicado, el EGPGC explotó 7 bombas en Santiago de Compostela, La Coruña, Ferrol y Vigo contra sucursales bancarias y la compañía eléctrica Unión Fenosa.
La decisión de no atacar vidas humanas o la integridad física constituyó uno de los hechos diferenciales del EGPGC respecto a otros grupos similares contemporáneos, como los GRAPO, ETA en el País Vasco o Terra Lliure en Cataluña.
Esta fue la primera vez que una persona resultó muerta en un ataque terrorista del EGPGC.
Como resultado del tiroteo, un total de ocho personas fueron encarceladas y enviadas a una cárcel en Madrid.
Al poco tiempo, el EGPGC atentó de nuevo con un bomba, esta vez contra una comisaría en Vigo.
Una parte de la organización continuó abogando por la práctica del terrorismo, dirigida por Chao Dobarro desde territorio portugués.
La Guardia Civil considera a la organización terrorista Resistência Galega como la heredera del EGPGC.