Egidio Romano

Bonifacio VIII lo nombró arzobispo de Bourges en 1295 (el cargo lo tuvo hasta su muerte en 1316.

En su obra De regimine principum (1292) –dedicada a Felipe el Hermoso– reflexiona en el carácter natural de la sociabilidad humana hasta llegar a la organización política más compleja.

Defiende a la monarquía como el mejor sistema y, desviándose del pensamiento aristotélico, sostiene que el rey ni siquiera está obligado a cumplir la ley positiva.

Más adelante, y en pleno conflicto del rey de Francia con el papa Bonifacio VIII, publica De ecclesiastica potestate donde reflexiona no ya a partir de una base aristotélica sino más bien agustiniana cambiando «civitas» por «regnum» y desarrollando una eclesiología nueva de base monárquica pero aplicado a la Iglesia y sobre todo al Papa, a quien todos han de someterse: "nulli sunt sub Christo rectore, nisi sint sub summo pontifice".

Egidio Romano establece qué opiniones de diversos filósofos -Aristóteles, Averroes, Avicena, Algazel, Alkindi y Maimónides- se oponen a la verdad cristiana.

In secundum librum sententiarum quaestiones , 1581