El nombre Eger ([ˈɛɡɛr]ⓘ) deriva del término húngaro «égerfa» (aliso, una especie de árbol).
La población fue creciendo alrededor de la primera catedral y ha seguido siendo un centro religioso importante en Hungría desde su fundación.
Sin embargo, fue atacado nuevamente en 1596 por los turcos, que se apoderaron del castillo tras un breve asedio.
Reclamada por sus obispos, este hecho fue fundamental para que muchos protestantes locales abandonaran la ciudad.
Durante el Barroco se erigieron nuevos edificios, tendencia que continuó con el estilo Zopf.
Tras la Primera Guerra Mundial la recuperación económica fue lenta, aunque con la publicación en 1899 del "Eclipse de luna creciente" de Gárdonyi, Eger se hizo popular como destino turístico y se inició la excavación arqueológica del castillo.
Eger es hoy una ciudad próspera y un destino turístico popular gracias a su centro urbano barroco.
Junto a sus panorámicas de la ciudad antigua y sus baños termales, Eger es famosa por sus vinos.
(Nota: Muchos de estos distritos son históricos, pero a menudo aparecen en mapas y señales urbanas) (Eger cuenta con diecisiete iglesias barrocas, pero los turistas solo visitan tres o cuatro)