Efecto Rashomon

Esta denominación alude a la película Rashōmon (羅生門), dirigida por Akira Kurosawa en 1950 y basada en dos cuentos de Ryūnosuke Akutagawa.Por el contrario, Rashōmon nos muestra que todas ellas, desde un particular ángulo, son verdaderas, pero esa verdad es contingente y se explica en función del contexto, antecedentes y condicionantes de cada individuo.[1]​ Algunos ejemplos de películas que han utilizado el efecto Rashomon son Cautivos del mal (Vincente Minnelli, 1952), The Usual Suspects (Bryan Singer, 1995), Fight Club (David Fincher, 1999), Gosford Park (Robert Altman, 2001), Tape (Richard Linklater, 2001), Hero (Zhang Yimou, 2002) y Perdida (David Fincher, 2014).En el ámbito jurídico, por ejemplo, los abogados y los jueces habitualmente hablan del "efecto Rashomon" cuando los testigos de primera mano se confrontan con testimonio contradictorio.[2]​ En las ciencias sociales se ha utilizado el "efecto Rashomon" para referirse a situaciones en las que la importancia de un acontecimiento, un objetivo o un valor definido en términos abstractos no es objeto de disputa, pero hay distintas visiones o valoraciones respecto al porqué, el cómo, el quién y el para qué de ello.
Cartel de Rashōmon