En la esquina que forman la actual plaza de Cervantes (antaño "del Mercado") con la calle Pedro Gumiel había un edificio que sustentaba el "Arco de la Universidad".
Lo proyectó José Villaplana en 1887 como casa de vecindad, pero a su muerte, lo sustituyó Manuel Díaz Falcón y se finalizó su construcción en 1888.
Presenta un patio interior con dos pilas de piedra y un pozo sin brocal.
Las cráteras son de hierro fundido y pesan 26 kg cada una.
La empresa Metalúrgica Madrileña ha reproducido las cuatro cráteras que faltaban para completar la docena original.