En este mismo período ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores.
En este período Edgardo Garrido Merino conoció a Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez y Azorín.
Sin embargo, la crítica especializada no reparó en sus obras hasta 1919, cuando se estrenó su obra teatral El chalaco.
Más tarde escribió La partida, Para todos sale el sol y Siempre Caín.
Su producción narrativa alcanzó a seis volúmenes: El barco inmóvil (1928), La estirpe (1926), El hombre en la montaña (1933), La saeta en el cielo (1934), Perfil de Chile (1956) y María de los Ángeles (1966).
La novela El hombre en la montaña es considerada por la crítica nacional su obra más destacada.
La crítica destacó el lenguaje limpio y cuidado de este texto, al mismo tiempo que subrayó que los espacios narrativos y personajes no correspondían a la realidad nacional.