Se trata de un complejo museístico formado por dos elementos: el tren minero que recorre la antigua trinchera del ferrocarril del Valle de Samuño y que entra en una antigua galería minera, y el Pozo San Luis, final del recorrido, donde se conservan todas las antiguas instalaciones musealizadas (casa de máquina, casa de aseo, enfermería, botiquín, castillete, oficinas, etc.).
Samu y Samina son sus mascotas, protagonistas en las jornadas con mayor presencia de público infantil.
Desde ese año, realizó funciones auxiliares para el cercano pozo de Samuño.
Seis plantas son las que se reparten en los 420 metros de profundidad.
Además, forman parte del complejo las oficinas, la lampistería, la casa de aseos, el taller, el botiquín, la fragua y la carpintería.
Esta locomotora sigue, en esencia, el modelo que desarrolló George Stephenson en Gran Bretaña en los primeros años del siglo XIX, modelo que permitió a la humanidad desplazarse por primera vez con medios mecánicos, dando origen a la Revolución Industrial.