Esto reduce drásticamente la actividad metabólica permitiendo que el organismo conserve energía.
Los organismos pueden sincronizar su fase de dormancia con el medio ambiente en formas llamadas predictivas o consecuentes.
Por ejemplo muchas plantas usan el fotoperíodo o la disminución de la temperatura para predecir la llegada del invierno.
La diapausa es común en muchos insectos, permitiéndoles que suspendan su desarrollo entre el invierno y la primavera y en mamíferos como el corzo europeo, en el cual la implantación del embrión en el útero se demora un tiempo, permitiendo que la cría nazca en la primavera cuando las condiciones son más favorables.
La estivación es un ejemplo de dormancia consecuente que se produce en respuesta a condiciones muy cálidas o secas.
[3] Los reptiles generalmente empiezan la brumación a fines del otoño, la fecha específica varía según las especies.
Durante el primer año de vida muchos reptiles no realizan una brumación completa, simplemente disminuyen su actividad y alimentación.
En los mamíferos, cuando hibernan, verdaderamente duermen, viven de sus reservas grasas y su metabolismo disminuye al punto que no necesitan comer.
Durante la brumación, la actividad de los reptiles disminuye y necesitan comer menos.
También se activa durante los días más cortos, caídas en las temperaturas o disminución de las lluvias.
El primero se llama dormancia del tegumento o dormancia externa, que es causada por la presencia de una cubierta dura que protege a la semilla y no permite la entrada del agua o el oxígeno hasta el embrión, por eso este no puede ser activado.
[5] Muchas especies de árboles tienen una dormancia bien desarrollada que puede ser reducida artificialmente hasta cierto punto pero nunca del todo.
Existen mutantes de Arabidopsis thaliana donde al no expresar ABA, su fenotipo produce menos semillas y presentan germinación precoz o no tienen periodo de dormancia (Bentsink & Koornneef, 2008).
En este grupo la dormancia también llamada hipobiosis juega un papel muy importante para asegurar su supervivencia.
Es el caso del virus de la varicela que muchos años más tarde puede causar la culebrilla.
La dormancia de los virus se denomina más comúnmente latencia o infección latente.