La protección del conde Alessandro Fava le permitió estudiar los frescos ejecutados por Annibale Carracci y sus colaboradores en el palacio de su protector casi cien años antes.
Por supuesto, también fue receptivo a la influencia de Guido Reni y sus seguidores más clasicistas, tradición que se hallaba fuertemente asentada en el ambiente pictórico boloñés.
Persiguió el ideal de belleza en sus figuras, que alcanzó sobre todo en sus pinturas bucólicas con pocos personajes.
Son notables sus pinturas de tema astronómico, que le fueron encargadas (1711) por el conde boloñés Luigi Marsili como regalo para el papa Clemente XI.
Fue un dibujante compulsivo, ya sea como paso previo para la preparación de obras más ambiciosas o bien por pura autosatisfacción artística.