Su preparación escolar estuvo acorde con el tiempo en que solo se enseñaba a leer, escribir y sumar.
En 1841, fue secretario del Congreso del 12 de marzo, en el que se constituyó el segundo Consulado, compuesto por Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso, encargado de defender el orden, la independencia y la soberanía nacional.
Recomendaba la abstención de la sensualidad, lascivia y desórdenes, contrarios al estado sacerdotal.
En el Congreso del 25 de noviembre de 1842, que ratificó la independencia, y reglamentó la bandera, el escudo y el sello nacional, Sánchez fue designado como secretario del mismo.
El canciller Sánchez continuó celebrando convenios con los gobiernos de Perú, Chile, y Ecuador durante el curso del año 1864.
Al año siguiente, en la sesión del día dieciocho del Congreso Extraordinario convocado en marzo por el presidente Francisco Solano López, se confirmó la creación de una Orden Nacional y se aprobó la declaración de guerra a Brasil y a Argentina.
Un testigo lo relata así: «Entre los comensales están el vicepresidente Domingo Francisco Sánchez, anciano enjuto de rostro rasurado y fino, pero erguido como una lanza para los setenta años que carga a cuestas...».
El vicepresidente Sánchez acompañó todo el largo peregrinar de las tropas paraguayas en su retirada hacia Cerro Corá.