Se trasladó a la Corte para apoyar sus pretensiones, pero murió sin conseguirlas.
Soltero, dejó por heredera a una prima llamada Bernarda de Garro (que no fue su esposa).
Esta señora cobró todos sus «sueldos, raciones y otros goces vencidos», que importaron 27.924 reales, según la liquidación practicada el 19.IV.1784; pero, en 1789, el virrey Revillagigedo reclama a Bernarda unos centenares de pesos "por un error en los ajustes", que el rey le dispensó de devolver el 20.III.1790.
en 4 años que duró esta campaña a los indios seris, pimas y sububapas».
Quizá dicho memorial se conserve en el mismo archivo, pero todavía no ha sido encontrado.