El Comité de Unión y Progreso (CUP) se rebeló contra el sistema autocrático encabezado por el sultán Abdul Hamid II para establecer la segunda era constitucional.
El ala federalista búlgara dio la bienvenida a la revolución, y posteriormente se incorporó al Partido Federativo Popular (PFP).
Una vez pasado el entusiasmo inicial, con pocos avances, la insatisfacción con el nuevo régimen se hizo evidente desde el año 1909.
Abrumados por las luchas religiosas y étnicas, el nuevo gobierno tenía poca capacidad para resolver los problemas del imperio.
[1] Para cuando terminó el año 1908, aún quedaba sin resolver la cuestión entre el Imperio y los cretenses.
Los albaneses de Tirana y Elbasan estuvieron entre los primeros grupos en unirse al movimiento constitucionalista.
Sin embargo, debido a los cambios de las fronteras nacionales en los Balcanes, los albaneses han sido marginados como un pueblo sin nación.
Como consecuencia, intelectuales albaneses se reunieron en el Congreso de Manastir (actual Bitola) en 1908 eligieron el uso del alfabeto latino como estándar.
El nuevo gobierno también hizo un llamamiento a la solidaridad islámica a romper la unidad de los albaneses y utilizó el clero musulmán para tratar de imponer el alfabeto árabe.
Después de nueve meses en el nuevo gobierno, el descontento se expresó en un movimiento fundamentalista que trató de desmantelar la segunda era constitucional y volver a una monarquía absoluta bajo el sultán Abdul Hamid II.
El contragolpe del sultán ganó fuerza cuando prometió restaurar el Califato, eliminar las políticas seculares, y restablecer el Estado de la ley islámica.
Al ver la facilidad con que los italianos habían derrotado a los desorganizados turcos, los miembros de la Liga de los Balcanes atacaron al Imperio incluso antes que la guerra con Italia hubiese terminado.
Los tres nuevos estados balcánicos se formaron a finales del siglo XIX, así como Montenegro, buscaban otros territorios en Albania, Macedonia y Tracia, tras sus argumentos nacionalistas.
Albania se independizó, y el Imperio perdió casi todo su territorio europeo (Kosovo, Sanjak de Novi Pazar, Macedonia y el oeste de Tracia) entre los cuatro aliados.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano fue paralizado económicamente y las fuerzas invasoras británicas invalidaron el acuerdo anglo-otomano, que declara a Kuwait: "Emirato independiente bajo protectorado británico".
Era natural y beneficioso para ambos trabajar por el desarrollo de las políticas que les permitieran obtener mejores posiciones en la región.
Acabarían firmando un acuerdo secreto, y durante la Primera Guerra Mundial lucharon en el mismo bando.
La misión alemana vino a ser la más importante de estas tres.
El general Liman von Sanders y Enver Pasha prácticamente compartían la posición de comandante en jefe.
De acuerdo con estos argumentos el inspector general, cuyas atribuciones y deberes constituyeron la clave del asunto, sería nombrado por diez años y su cargo no podría ser revocado durante ese periodo.
Se estipulaba que la Rusia bolchevique cedería Batum, Kars y Ardahan.
La mayoría de los académicos definen las deportaciones como el genocidio armenio,[10] mientras que el Gobierno turco lo niega.
Por esa razón el texto del tratado no se hizo público hasta mayo de 1920.
También se buscó que las orillas del Bósforo y los Dardanelos se internacionalizaran para garantizar el paso libre y permanente hacia el Mar Negro a través de estas zonas.
El Reino Unido, por su parte, como los franceses, obtuvieron casi todas sus pretensiones territoriales, cumpliendo el acuerdo secreto de Sykes-Picot que se firmó con Francia en 1916, que estipulaba zonas de control francesas, británicas e internacionales cuando se terminara la guerra, a medida que el Imperio Otomano resultaba derrotado.
El Comité de Unión y Progreso (CUP) fue el partido en el poder durante este periodo.
Este nuevo Estado terminó con el sultanato, a lo que siguió el exilio del sultán Mehmet VI Vahdettin, y el inicio de una asamblea republicana y un nuevo gobierno en Turquía.