La frase Dios y Federación fue empleada por primera vez por los reformistas que se sublevaron contra el gobierno de José María Vargas durante la Revolución de las Reformas, en 1835.
[1] No obstante, Morton de Kératry, recomendó modificarla una vez más, usando en su lugar la fórmula Dios y Federación.
La nueva frase se hizo muy popular entonces, convirtiéndose en la divisa emblemática de los rebeldes liberales.
Comúnmente era usado como apotegma de cartas u otros comunicados institucionales, así como en carteles, edictos, y en documentos legales.
Además el lema se usa en los documentos oficiales del Poder Judicial.