Dinastía astur-leonesa

El carisma que tenía don Pelayo se tradujo en que la titularidad del reino se circunscribiese a su familia tanto directa como política, entendiendo ésta de una manera amplia incluyendo a Pedro de Cantabria, quien era su consuegro, y su familia.

Los problemas de sucesión se sucederán en los dos siglos siguientes pero los protagonistas serán siempre los hijos de los reyes y las soluciones dadas a los problemas planteados en cada momento variarán, pero siempre van encaminadas a reconocer la sucesión patrilineal cada vez con más fuerza.

Como ejemplo tenemos los hijos del rey Alfonso III el Magno, los cuales se repartieron el reino y reinaron sucesivamente en León, agrupándose de nuevo la herencia paterna en Fruela II imponiéndose a los hijos de Ordoño II.

Para caso tan inédito se juzgó necesario hacerle elegir a la antigua usanza visigoda para afirmar sus derechos al trono cosa que ya ni tan siquiera hizo falta cuando treinta años más tarde Alfonso V sucedió a su padre Bermudo II el Gotoso con cinco años de edad.

Con el rey Alfonso III el Magno hay un cambio citando Oviedo en vez de Asturias: regnante rex Adefonso in Oveto.

Reyes de Asturias y León de la Dinastía Astur-Leonesa o también llamada Cántabro-Pelagiana.