Tras estar algún tiempo en Lima, pasó enseguida a Juli y, desde 1586 hasta su muerte, trabajó en la actual Bolivia como rector de los colegios de Potosí, La Paz y Chuquisaca (hoy Sucre).
Desde Potosí, en 1595, fue uno de los primeros jesuitas que visitó a los chiriguanos en el actual Chaco boliviano, en compañía del padre Yáñez.
[1] Publicó primero un arte quechua y aimara en Roma 1603, reeditado en Sevilla (1619); después un Arte aimara, con breve vocabulario, en Lima (1616) y otro quichua en Lima: imprenta de Francisco Lasso, 1619.
Diego de Torres dedicó toda su vida a estudiar las lenguas nativas.
El gran bibliógrafo José Toribio Medina ha señalado que hubo una cierta incertidumbre, por no decir controversia, sobre la identidad de los revisores del Arte original de Torres; es cierto que la tercera edición no se imprimió bajo la supervisión de Figueredo, porque había muerto muchos años antes de la publicación; por eso las revisiones posteriores se atribuyen a los padres Jacinto Ochoa y Juan Ignacio Aguilar.