Durante su niñez fue formado por los padres agustinos del convento de Huelma en las primeras letras y en el estudio de la gramática latina, siendo este el lugar donde probablemente se inició su vocación religiosa.
Finalizado su periodo de noviciado, hizo su profesión religiosa en el convento cordobés ante su prior fray Juan Cano.
De vuelta a Huelma, el Padre Rejas estuvo conviviendo con sus familiares y paisanos durante unos años.
Durante su estancia le correspondió cobrar una pensión diaria de cuatro reales que había sido impuesta por el Gobierno.
Llegado a Jamilena con su anciano padrastro Juan Justicia, que fallecería al poco tiempo, fray Diego José de Rejas se instaló en una modesta casa propiedad de M.ª Jesús Colmenero Martínez, viuda del carpintero Juan Jaén y madre de cuatro hijos.
Poblaciones cercanas como Andújar, Arjona, Torredonjimeno, etc., eran lugares que el Padre Rejas solía frecuentar muy a menudo y dónde más de una vez intentaron convencerle de que se quedara.