Presumiblemente estas variedades existieron entre los siglos VIII y XV, bajo alguno de los varios estados islámicos, pero a partir del período almohade su uso declinó mucho, y es posible que en algunas regiones ya estuvieran extintos hacia finales del siglo XII.
Los dialectos del español meridional son los comprendidos en la mitad sur peninsular, en las islas Canarias y en gran parte de América.
Posiblemente la trashumancia a partir del siglo XII y otros procesos mantuvieran a Jaén más vinculado con el norte, mientras Granada y Almería no lo estarían tanto, esto puede verse en muchas diferencias internas.
Algunos expertos lo han denominado como un parte de un continuo dialectal o una variedad lingüística histórica del español.
Sus rasgos característicos se presentan de manera distinta y discontinua a lo largo del territorio.
Así, por ejemplo, las distintas hablas de España no son homogéneas, por lo que cualquier generalización debe ser vista con cierta perspectiva.
La clasificación hecha por Iventia agrupa las diferentes hablas locales en distintos grupos, en los que podemos destacar: El andaluz oriental presenta una fonética y fonología arcaicas a la vez que innovadoras respecto al español normativo, a la que se suman gran cantidad de aragonesismos, catalanismos y valencianismos fonéticos, fruto de la procedencia de los primeros repobladores.
La /x/ generalmente mantiene la pronunciación velar como en español normativo, a diferencia de la mayoría del andaluz occidental donde se reduce a [h], aunque en algunas zonas puede ocurrir una lenición en [h] por influencia del andaluz occidental.
En andaluz oriental este rasgo es ocasional, y aunque es posible que estuviera omnipresente en el pasado, a penas hay evidencia de conservación tardía excepto algunas áreas, al igual que en la mayoría de dialectos meridionales.
También hay casos de lexicalizaciones que conservan la /f-/ inicial latina, tal vez por restauración etimológica.
También en algunas zonas y ocasiones estos fenómenos se pueden dar sólo en posición inicial de palabra.
Estos fenómenos se dan en gran parte de Andalucía, pero en andaluz oriental su extensión está muy limitada, y se dan normalmente como islas lingüísticas entre una mayoría distinguidora de /s/ y /θ/ al igual que el español normativo.
Destacamos el uso tradicional de estos fenómenos en los siguientes municipios, aunque en la actualidad se están perdiendo en favor de la solución distinguidora: Seseo: Córdoba: mayoritario Jaén: Se encuentra mayoritariamente al oeste y en el valle del Guadalquivir, destacan Torredelcampo, Alcalá la Real, Santa Ana, La Fuente del Rey, Santiago de Calatrava, Marmolejo, Andujar, Arjona, Bailén, Cazalilla, Jabalquinto, Baeza.
Hay algunas lexicalizaciones derivadas de realizaciones ceceantes que pueden ser usadas por distinguidores como: sapo AFI: [θapo] Jejeo o heheo: En general el jejeo o heheo está poco estudiado, suele ser ocasional y esporádico y se da mayoritariamente en zonas tradicionalmente ceceantes donde coexiste con él.
Hay algunas lexicalizaciones derivadas de realizaciones jejeantes que normalmente son usadas por no distinguidores como coletillas.
La africada postalveolar sorda /t͡ʃ/ tiene un sonido distinto del español normativo, en ocasiones más fuerte que en el resto de la península, cercana a la murciana y en contraste con la andaluza.
Ambos fenómenos se diferencian en el resultado de esta indistinción: En algunos lugares ambos fonemas adquieren un fuerte rehilamiento al fusionarse.
Por ejemplo: gufanda (bufanda), goina (boina), busano (gusano), borro (gorro), y bueso, güeso (hueso).
Se da en un área continua que incluye Andalucía Oriental, Murcia, y algunas comarcas surorientales de La Mancha.
Este último postula un sistema de ocho timbres diferentes [i, e, ɛ, æ, a, ɔ, o, u].
Otros lingüistas como M. Alvar (1955) amplían este sistema aún más hasta las diez unidades distintivas [i, ɪ, e, ɛ, æ, a, ɔ, o, ʊ, u], y un sistema similar de diez unidades fue propuesto por G. Salvador Caja (1957), aunque luego lo redujo a nueve realmente distintivas.
No obstante en la actualidad la mayoría de las consonantes se han restaurado y se aspiran normalmente generando las típicas mutaciones consonánticas: kn → n → tenología (tecnología) gn → n → dino (digno) kt → t → letura (lectura) pt → t → ato (apto) ks → s → escavar (excavar), esamen (examen) ns → s → así (ansí).
Consiste en la fusión de las vocales "cerradas" con su contraparte "abierta", es decir: [i ~ ɪ], [e ~ ɛ], [a ~ æ], [o ~ ɔ], [u ~ ʊ]; lo que lleva a una indistinción del final y por consecuencia del plural.
también muchas veces sufre metátesis en posiciones en las que no necesita un diptongo o hiato, y forma un grupo consonántico cuando desaparece.
En general hay una aversión por las palabras sobreesdrújulas, de las que podemos destacar una ausencia total, con diferentes resultados.
A veces se pueden combinar varios como: chiquitillo, chiquitico, boniquillo, placetilla, lamparillica, etcal qu.
Al igual que en español estándar los diminutivos suelen tener restos de interfijos etimológicos, como por ejemplo: coch-ec-ito, sol-ec-ito.
El léxico específico y el vocabulario propio está salpicado ampliamente de un notable número de arcaísmos y formas en desuso en castellano, préstamos del romaní, aragonesismos, manchegismos, mozarabismos, andalucismos, valencianismos, murcianismos, vasquismos, latinismos, arabismos, etc.
Desde el punto de vista semántico, las peculiaridades léxicas quizás son más abundantes, pues frecuentemente se usan vocablos españoles con un significado distinto al habitual.
Multitud de estos usos se deben a su origen en castellano antiguo o en aragonés.