El padre de esta teoría fue Thorstein Veblen, a principios del siglo XX, aunque muchos han sido sus seguidores con el paso de las décadas, entre los que destacan Thorstein Veblen, Jacques Ellul, John Kenneth Galbraith, Martin Heidegger, Marshall McLuhan o Theodore J. Kaczynski, entre otros.
[2] Algunas innovaciones tecnológicas se interpretan, entonces, como fuentes de transformaciones sociales radicales o revolucionarias.
El determinismo "blando", como su nombre lo indica, es una mirada pasiva a la manera en que la tecnología interactúa con situaciones socio-políticas propias de un contexto.
En cuanto a los efectos siempre serán relativos según estén marcados por las diferentes configuraciones sociales y culturales Se denomina determinismo tecnológico popular al que aparece reflejado en muchas proclamas sobre el progreso científico y técnico dirigido al gran público desde los medios de comunicación.
Ambas versiones comparten el imperativo tecnológico: si algo es técnicamente posible, entonces terminará por realizarse.
Algunas historias de la informática, por ejemplo, sitúan en una misma secuencia el ábaco chino, las calculadoras mecánicas, las tabuladoras y, por último, los ordenadores digitales.
Es muy fácil encontrar secuencias como ésta –con representaciones gráficas muy llamativas– en cualquier ámbito tecnológico.
[7] El desarrollo tecnológico se entiende así como una sucesión de invenciones o innovaciones en las que cada eslabón conduce casi necesariamente –o naturalmente– al siguiente y donde cada artefacto parece haber sido diseñado con el objetivo de llegar a la situación actual, mediante aproximaciones sucesivas.
La eficiencia, como motor interno de la innovación tecnológica, se interpreta, por lo demás, como un factor puramente técnico (o científico) universal, objetivo e independiente de cualquier consideración social o valorativa.
[9] En primer lugar, el término impacto sugiere un proceso bastante mecanicista en el que causas y efectos se enlazan automáticamente mediante relaciones simples.
El estudio de casos históricos concretos, sin embargo, no avala en nada este extremo.
No existe, por ejemplo, un vínculo directo e inmediato entre la máquina de vapor y la Revolución Industrial: las relaciones entre ambos fenómenos son muy complejas y se extendieron durante, al menos, un siglo –el tiempo durante el cual las antiguas ruedas hidráulicas convivieron con las nuevas máquinas de vapor.
[7] En segundo lugar, los impactos son claramente relativos a su contexto social e histórico.
Esta misma relatividad cultural en los efectos ha sido demostrada para innovaciones clásicas tan significativas como el estribo, la rueda o la brújula, aunque existen también numerosos estudios sobre innovaciones más modernas o contemporáneas.