Derramar sal
Pues hace las sustancias más compactas y las conserva por mucho tiempo: por lo tanto, se presenta a invitados antes que otra comida, para indicar la fuerza perdurable de la amistad.[2] Según Charles Nodier, entre los "salvajes", "la acción de derramar la sal ...indica entre ellos el rechazo a la protección y la hospitalidad de dichos extraños, ya que pueden tener motivos para sospechar que son ladrones y asesinos".[10] Otra explicación, más acorde con la realidad histórica, puede ser el hecho de que en otras culturas era común derramar sal sobre la tierra conquistada, para espantar los malos espíritus o procurando que no volviera a germinar vida en ella.El ejemplo más conocido en la historia sucedió tras la victoria de Roma sobre Cartago en la tercera guerra púnica (149 a. C.), donde tras conquistar y arrasar con la ciudad fenicia el general Escipión Emiliano y sus hombres cubrieron con sal el suelo de la urbe y sus alrededores,[11] aunque algunos hoy señalan que sería una leyenda apócrifa.La creencia contemporánea más común requiere que se arroje una pizca de la sal derramada sobre tu hombro izquierdo, en la cara del diablo (o la muerte, dependiendo de la versión) que allí acecha.