Organizaciones pro derechos humanos y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas han condenado la existencia de leyes contra la blasfemia al considerar que vulneran los derechos humanos, ya que sirven habitualmente para perseguir a las personas por creencias y actividades que no se ajustan a la opinión mayoritaria sobre asuntos religiosos y para reprimir la crítica a la religión.
En algunas jurisdicciones, pueden incluir leyes contra el discurso de odio que van más allá de prohibir la incitación inminente al odio y a la violencia contra grupos religiosos.
La misma pena se aplica a quien hace escarnio de quienes no practican ninguna religión.
[9] Entre los países de mayoría musulmana, Pakistán es el que tiene las leyes más estrictas contra la blasfemia.
§ 295-A del código penal de Pakistán prohíbe los sentimientos religiosos ultrajantes.